Ricardo III
Ricardo III

Por Aley Bautista/ informatePR

Las posibilidades de lecturas que ofrecen estudiar a los clásicos a través de los pensadores actuales son vastas y enriquecedoras. Al acercarnos a obras maestras como Ricardo III de William Shakespeare con la óptica de teorías contemporáneas como el psicoanálisis y la crítica discursiva, podemos descubrir nuevas capas de significado y comprensión

En este ensayo, nos sumergiremos en el mundo de la manipulación discursiva y el poder en Ricardo III, explorando cómo el lenguaje y la comunicación se utilizan como herramientas de control y dominación. Analizaremos cómo el personaje de Ricardo III utiliza la manipulación discursiva para alcanzar su objetivo de convertirse en rey de Inglaterra, y qué implica esto para nuestra comprensión de la psicología humana y la opresión de género.

La manipulación discursiva es una estrategia de poder que busca influir en la conciencia y la conducta de las personas a través del lenguaje y la comunicación. En la obra Ricardo III de William Shakespeare, el personaje principal utiliza la manipulación discursiva para alcanzar su objetivo de convertirse en rey de Inglaterra.

A través de un análisis psicoanalítico, podemos comprender cómo Ricardo III utiliza la manipulación discursiva para lograr su propósito y qué implica esto para nuestra comprensión de la psicología humana. Según David Maldavsky, la manipulación discursiva es una estrategia de poder que busca influir en la conciencia y la conducta de las personas a través del lenguaje y la comunicación (Maldavsky, 2006). 

«Yo no soy un rey, ni tengo la presencia

De un rey, ni la majestad, ni el porte, 

Ni la gracia, ni la belleza, ni la estatura, 

Pero puedo fingir serlo, y puedo hablar 

Como si lo fuera, y puedo hacer creer 

A los demás que lo soy, y puedo gobernar 

Como si lo fuera, y puedo hacer que se me tema 

Como si lo fuera.» (Acto 3, Escena 1) 

 En esta cita, Ricardo III se refiere a su capacidad para fingir ser un rey y manipular a los demás para que lo crean. Esto muestra cómo utiliza el lenguaje y la apariencia para crear una imagen de sí mismo que no necesariamente corresponde a la realidad.

A través de su lenguaje y comunicación, Ricardo III crea una narrativa que lo presenta como el legítimo heredero al trono y que justifica su ascenso al poder. Adela Woizinski agrega que la manipulación discursiva también puede ser utilizada para mantener la opresión de género, como se ve en la forma en que Ricardo III utiliza el lenguaje para controlar y dominar a las mujeres en la obra (Woizinski, 2010). La reina Ana, por ejemplo, es objeto de manipulación discursiva por parte de Ricardo III, quien utiliza el lenguaje para hacerla creer que es el único que puede protegerla y asegurar su futuro. 

Otro elemento discursivo importante en la obra es la utilización del lenguaje para crear una imagen de sí mismo como un líder fuerte y capaz. Ricardo III utiliza un lenguaje que busca inspirar confianza y respeto en los demás, y que lo presenta como un líder que puede resolver los problemas del reino. 

El psicoanálisis de Sigmund Freud nos permite comprender la motivación detrás de la manipulación discursiva de Ricardo III. Según Freud, la ambición de Ricardo III es un ejemplo de la «pulsión de muerte», que busca destruir todo aquello que se opone a su deseo de poder (Freud, 1914). La manipulación discursiva es una forma de satisfacer esta pulsión, ya que permite a Ricardo III eliminar a sus oponentes y alcanzar su objetivo sin recurrir a la violencia directa. 

Además, la manipulación discursiva también puede ser vista como una forma de mecanismo de defensa, ya que Ricardo III utiliza el lenguaje para evitar enfrentar sus propias debilidades y miedos. Al crear una narrativa que lo presenta como un líder fuerte y capaz, Ricardo III puede evitar enfrentar sus propias inseguridades y mantener una imagen de sí mismo que es más aceptable para él. 

En última instancia, la obra de Shakespeare nos muestra que el lenguaje y la comunicación pueden ser utilizados para manipular y controlar a los demás. La figura de Ricardo III es un ejemplo claro de cómo la manipulación discursiva puede ser utilizada para alcanzar el poder y mantenerlo. 

A través de su análisis, podemos comprender mejor cómo el lenguaje y la comunicación pueden ser utilizados para influir en la conciencia y la conducta de los demás, y cómo esto puede tener consecuencias importantes en la política y la sociedad. (13/septiembre/2024)

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