– Triste que no se recuerde a quienes ofrendaron su vida a favor de la democracia
– A los caídos no los auxiliaban; les trataban de dar un escarmiento como en Tlatelolco: Alfredo Sosa
Por Jorge Huerta E./ informatePR
Poza Rica, Ver.- Hace ya sesenta años de un episodio doloroso en esta ciudad el cual no ha sido reconocido por todos los pozarricenses; se trata de la llamada “matanza de los Goyos”, que no fue más que un acto de represión hacia quienes pedían limpieza en un proceso electoral para elección de alcalde en 1958.
Alfredo Sosa Orozco, trabajador jubilado de PEMEX, quien en ese tiempo era un niño de sólo diez años, lo vivió en carne propia; platica que cuando salía de la escuela primaria María Enriqueta, cursaba el turno vespertino, alrededor de la 6:00 pm, ya cayendo la tarde (no había horario de verano), a él y a algunos de sus compañeros les daba curiosidad voltear a ver hacia la avenida Juárez a un costado de la maderería “Huasteca”, en la colonia Tajín, pues ahí se reunían los Goyos.
El grupo conocido como los Goyos estaba conformado por petroleros opositores a los funcionarios del sindicato petrolero, pero además también había personajes ajenos a la agrupación sindical.
Los Goyos se aprestaban a marchar por las principales calles de la ciudad para protestar por el presunto fraude electoral perpetrado desde las altas esferas del poder contra el Dr. Fausto Dávila Solís, quien había contendido contra Manuel Salas Castelán, miembro del círculo cercano a Pedro Vivanco García.
Al frente de la sección 30 del STPRM estaba Pedro Vivanco García y al mismo tiempo ostentaba el cargo de presidente municipal, por lo tanto había una concentración de poder político y económico.
El candidato del PRI era Manuel Salas Castelán, miembro del círculo cercano a Pedro Vivanco.
Alfredo Sosa asegura que existía una ley que facultaba al secretario del ayuntamiento a organizar las elecciones municipales, es decir, que un subalterno de Pedro Vivanco contaría los votos de esa controvertida elección.
Ataúdes y antorchas
Los Goyos salieron del parque Juárez rumbo a donde años se localizaba la agencia Ford (ahora Coppel), ahí dieron vuelta para tomar lo que ahora conocemos como el boulevard a la Petromex y al llegar a la esquina de la cancha Bermúdez (hoy plaza cívica) tomaron la calle 8 Oriente, rumbo a los multifamiliares.
Alfredo recuerda que el palacio municipal estaba frente a su casa, a unos pasos de lo que hoy se conoce como el parque infantil.
Él junto con sus compañeros, la gran mayoría de la colonia obrera, quedaron impactados por las imágenes de la marcha; traían ataúdes y antorchas en señal de protesta. Estampa que volvió a repetir cuando participó en el movimiento del rescate del edificio sindical (petrolero) en 1989, junto con el líder Rodolfo (Fito) Reyes Betancourt.
Ya una vez que la mayor parte del contingente había pasado cerca de la presidencia municipal, el recorrido era hacia el parque Juárez. Cuando solo quedaban los marchistas rezagados “empezamos a oír como cuando se quema el mezquite, empezó a tronar… principian los disparos y gritos inmediatamente… y voy aquí a la parte baja de la casa casi el borde del arroyo… no sabes de donde vienen ni a quién van dirigidos… se oía el ruido de la gente”.
Minutos después llegó mi padre que había estado en el cine… era una confusión total, pues mi hermano salía media hora después que yo de la escuela y aún no llegaba a la casa.
“Uno escucha y uno ve, después cuando llega un poco de llovizna de aquellas épocas y empiezan a llegar los soldados a la presidencia municipal que estaba aquí frente a la casa… se empieza a sentir mucho miedo y recuerdo que llegó mi padre del cine y mi hermano que llegó de las escuela”.
Cerco militar de manual
Como si se tratase de una acción de manual, dice que los soldados se formaron alrededor de los manifestantes, “es un envolvimiento muy parecido a lo que sucedió en Tlatelolco en el 68, el 2 de octubre, 10 años después, para que no pudieran salir los estudiantes… en 1989 cuando tenían tomado el sindicato y vamos a recuperarlo, también se hace un cerco policiaco y de soldados que nos obligan a chocar… como deben de proceder para después criminalizar a los agredidos…”
“No auxiliaban a los heridos, la idea era dar una lección… fíjate igual pasaba en Tlatelolco, tampoco los auxiliaron; llegaban los camiones, y se los aventaban y llegaba la Cruz roja y los aventaban o los depositaban ahí… pero no los atendían, porque hay testimonios… nos los atendieron…”
Medios de comunicación cooptados
Sosa Orozco atribuye al propio gobierno municipal y al superintendente Jaime J. Merino de tener el control de los medios de comunicación. En un país donde la clase política dominante ejerce una presión hacia los medios masivos y donde muchos de los empresarios editoriales no responden a los intereses de la sociedad.
En “Archivos secretos de Pemex caso Poza Rica” publicado en este portal de noticias en 2002 (http://www.informatepr.com.mx/anoticias/index.php/historia-del-petroleo/item/216-lex-dura-dura-lex ), información que libera el CISEN y que se conoce en el archivo general de la nación ubica al ingeniero Merino como el propietario de muchos negocios de la región, como la agencia Ford de Poza Rica, accionista del 60% del Banco de Tuxpam, dueño del edificio llamado “Hotel Poza Rica”, del colegio Motolinía, del periódico “La opinión” de Poza Rica, y de las estaciones de radio de esa época, además del fraccionamiento “Arcadia” de Tecolutla, entre otros múltiples negocios.
De tal manera que pocos fueron los medios de comunicación, así como en el 68, los que publicaron lo sucedido en aquel sangriento mes de octubre, diez años antes en Poza Rica que lo sucedido en Tlatelolco.
Tema nacional
Para que las voces de justicia se hicieran escuchar e nivel nacional, vino la diputada Macrina Rabadán a reunir testimonios de la población. Ella lleva el caso al congreso federal y posteriormente tuvo repercusiones nacionales.
Dos años más tarde, el presidente de la república Adolfo López Mateos, en un memorable discurso dijo: “No habrá en la Industria eléctrica ni Merinos ni ladrones”, en referencia a los actos de corrupción por los que fue acusado Jaime J. Merino. Éste último tuvo exiliarse en los Estados Unidos.
“Había personas interesadas en que esta historia no se conociera porque el origen de su riqueza viene de ahí, de haber sido prestanombres del ingeniero Merinos… que tenía las dos personalidades, el caique bueno y el cacique malo. El que hacía negocios, que tenía una cara bonachona, era una persona educada, comía con los trabajadores, patrocinaba equipos, era el benefactor del pueblo… le asignaban la personalidad buena que no podía haber ordenado un acto malo, pero se daban las ventas de plazas, se otorgaban contratos, a ojos vistos había comisionados que Pemex pagaba…”
Aún después del destierro de Merino, a pesar de los muertos que hubo aquel 6 de octubre de 1958 no hubo un solo castigo.
La investigación
“Empieza a salir a nivel nacional y complica al gobierno investigar. El procurador de justicia era Fernando López Arias y viene con un ansia de encarcelar a Jaime J Merinos, al Ingeniero Bermúdez y a Pedro Vivavo también, desaparecerlos de la escena política pero tienen mucha protección, porque es obvio que los cochupos no eran aquí nada más, también llegaban a los más altos niveles, porque esta país no sabe de la corrupción… en aquellos años salió la mega corrupción…”
“…y recuerdo que el periódico opositor empieza mencionar de pipas de doble fondo, de dobles contabilidades y se empieza a hablar de 50 millones de pesos acumulados, cuando Merino tenía una salario de 7 mil pesos mensuales, nada mas recuerda cuánto costaba un carro, cuánto costaba una casa, y tener 50 millones… no tenía controles, no tenía contrapesos. El ingeniero Bermúdez lo protegía, es lo que suponemos.”
Memorial olvidado
En el 2008 por vez primera, una autoridad de Poza Rica reconocía el suceso. “Después de ese 50 aniversario nos hay una autoridad… no me explico porque no se ha retomado el tema…”
“Ahorita están las autoridades del gobierno de oposición, de MORENA, que debiera rescatar la memoria histórica del pueblo.”
Alfredo Sosa dice que hay que rescatar la memoria histórica de Poza Rica.
“No es posible que un presidente municipal del PRI (Pablo Anaya Rivera), lo haya hecho y que haya organizado un monumento, y que ahora MORENA no tenga la intención de mencionarlo… eso si me duele… la verdad es que si es doloroso… y sobre todos uno que vive aquí tan cercano a los hechos de lo que sucedió aquella ocasión…”
Él propone que alguna de las calles de la ciudad se llame “Seis de octubre” para recordar a quienes dieron la vida y lucharon por la democracia en este pueblo. (06/octubre 2018)