– Es más divertido de lo que imaginamos: Chew Pego
Por Jorge Huerta E./ informatePR
InformatePR (julio 2008).- Aunque los alumnos que aprenden el idioma japonés en un principio se vuelven literalmente “locos”, ellos se divierten mucho ejercitando la escritura, realizan también diversas actividades culturales y aprenden las costumbres, los valores y la tolerancia, el respeto a otras culturas, así como las tradiciones milenarias de la nación del sol naciente.
Paola Chew Pego, maestra de japonés del Centro de Idiomas de la Universidad Veracruzana de Poza Rica, afirma que impartir clases de japonés es más divertido de lo que la mayoría de la gente supone.
Al término del curso se realizan una serie de actividades vinculadas con la cultura japonesa; los alumnos interpretaron canciones tradicionales en el idioma oriundo de aquel país; además practicaron el juego llamado Koi, que consiste en efectuar una “pesca” de peces dorados, utilizando unas redes hechas con papel; La dificultad del manejo del papel cuando entra en contacto con el agua pone a prueba las habilidades de los alumnos, a pesar de la dificultad, algunos se llevaron sus peces dorados a casa.
Ataviada con su kimono (tradicional vestimenta de la mujer japonesa), la maestra Paola explicó que el Origami es el arte del manejo del papel, sus alumnos crearon figuras de papel con esta técnica milenaria.
Para finalizar las festividades del día, los alumnos tuvieron una contienda de Haikus; donde debían recitar los poemas creados por ellos mismos. Al ganador se le obsequió un ajedrez japonés.
El reto
Chew Pego comentó que para la escritura en japonés hay que aprender tres abecedarios: el hiragana; el katakana y el kanji, que por cierto tiene aproximadamente unos seis mil 500 caracteres y es el que se utiliza para la escritura china, siendo el más tradicional.
Ella nos comenta que Japón estuvo dominado por los chinos, razón por la cual la influencia de la escritura china se impuso al estar bajo ese dominio durante cinco siglos. Sin embargo aunque compartieron raíces lingüísticas, cada idioma se fue desarrollando de manera distinta, manteniendo vínculo en la escritura con los llamados kanjis chinos.
La maestra Paola considera que la ciudad de Poza Rica tiene mucho potencial, y ella misma como pozarricense ve un futuro muy promisorio para el municipio y la zona conurbada. Es decir, el que haya decidido compartir sus conocimientos del idioma japonés es porque están llegando muchas compañías extranjeras a la región.
Dijo que es lamentable que algún ingeniero de la UV no pueda ingresar a trabajar por la falta del idioma y ejemplificó la llegada de la Mitsubishi, empresa que contrata técnicos e ingenieros, donde el idioma inglés o japonés es indispensable.
También reconoció que hay algunos jóvenes que les gusta el manga (historieta o cómic) y se inscriben al curso para conocer más de esa cultura.
La autonomía
Aseveró que los jóvenes en México están acostumbrados a tener una educación presencial, donde el maestro digiere todo; se los da en la boca como un pajarito. “Aprender japonés es otra forma de educarse. El japonés te vuelve más autónomo, más observador” y sobre todo resaltando los valores que mucho nos falta en nuestra sociedad.
“Cuando escriben el Kanji dicen -esto no quedó bien-. Se están autoevaluando. Desarrollan metas metacognitivas. Le falta el estilo, caída, le falta armonía. Lo borran y lo vuelven a hacer. La escritura es ideográfica. Es una idea. Para un alumno que esta aprendiendo ve el kanji como un río. El kanji es como si pintaran. Artístico”.
Por otro lado comentó que el 8 de julio han programado un viaje de estudios a Japón con alumnos del tercer y quinto semestre. Visitarán distintas ciudades japonesas, así como la embajada de México. “Que aprendan directamente en situaciones cotidianas, en lugares. Que pregunten cuanto cuesta, por una dirección. Como dirigirse. Que prueben, que hablen, que escuchen, que huelan. Ocupando todos los sentidos”.
Enfatizó las bondades de aprender el idioma asiático, la responsabilidad y puntualidad dentro de los valores primordiales. Algo que los mexicanos carecemos en ocasiones. La ignorancia se tolera, la mentira jamás. “Yo no trabajo, yo me divierto”. (julio 2008)