Toda la felicidad de la Tierra (Romina Abate)
Toda la felicidad de la Tierra (Romina Abate)

Por Aley Bautista/ informatePR

En un mundo donde la contemporaneidad se caracteriza por su desigualdad y aparente accesibilidad, la educación estética y filosófica se erigen como herramientas fundamentales para prepararnos para enfrentar los desafíos del siglo XXI. Según Gayatri Chakravorty Spivak, la educación estética es la única que puede ayudarnos a navegar esta complejidad, ya que las polaridades tradicionales como modernidad/tradición y colonial/poscolonial ya no son suficientes para interpretar la realidad actual.

La contemporaneidad se define por su heterogeneidad y su interconexión global. Sin embargo, esta interconexión no necesariamente implica una igualdad de condiciones. La desigualdad económica, social y cultural sigue siendo una realidad palpable, y la accesibilidad a la información y los recursos no es universal. En este contexto, la educación estética y filosófica se presentan como formas de abordar estas complejidades y preparar a los individuos para enfrentar los desafíos del siglo XXI.

La educación estética se enfoca en la experiencia sensorial y emocional, en la percepción y la interpretación de la realidad. No se limita a la transmisión de conocimientos, sino que busca desarrollar la capacidad de apreciar y analizar la complejidad del mundo que nos rodea. Al hacerlo, permite a los individuos desarrollar una conciencia crítica y reflexiva, capaz de cuestionar las polaridades y categorías tradicionales.

Por otro lado, la educación filosófica complementa perfectamente la educación estética, ya que desarrolla la capacidad de pensamiento crítico y reflexivo, fomenta la curiosidad y la búsqueda de conocimiento, y ayuda a entender los conceptos y las ideas abstractas. La filosofía nos permite cuestionar las suposiciones y los paradigmas establecidos, y buscar respuestas más profundas y significativas.

Al combinar la educación estética y filosófica, podemos desarrollar una comprensión más integral de la realidad, cultivar la creatividad y la imaginación, y fomentar la conciencia crítica y reflexiva. Esto nos permite preparar a los individuos para enfrentar los desafíos complejos del siglo XXI, como la desigualdad, la globalización y el cambio climático.

En conclusión, la educación estética y filosófica son fundamentales para navegar la contemporaneidad compleja. Al desarrollar la capacidad de apreciar y analizar la complejidad del mundo, fomentar la creatividad y la imaginación, y cuestionar las polaridades y categorías tradicionales, podemos preparar a los individuos para enfrentar los desafíos del siglo XXI. Como dice Spivak, solo una educación estética y filosófica puede prepararnos para esto.

Referencias:

– Spivak, G. C. (2012). «¿Qué es la crítica cultural?». En G. C. Spivak, Crítica cultural y resistencia (pp. 11-34). Buenos Aires: Editorial Universidad Nacional de Quilmes.

– Kant, I. (1781). Crítica de la razón pura. Madrid: Editorial Técnos.

(11/noviembre/2024)

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