– El egreso de profesionales en el área educativa de las artes podría ser la clave
Por Jorge Huerta E./ informatePR
En últimas fechas he leído algunos mensajes, principalmente en redes sociales, en el sentido que “un niño que toca un instrumento musical jamás tocará un arma” o que “la educación artística no es para crear artistas sino mejores seres humanos”; palabras más palabras menos la idea en ambos casos es que la educación artística es básica, sobre todo en nuestro entorno y nuestro tiempo, en una América Latina lacerada por el subdesarrollo económico y tecnológico, sobre todo si agregamos que seguimos entrampados en la espiral de la violencia y desapariciones prácticamente desde las dos últimas décadas.
En Venezuela surgió la idea de las orquestas y coros juveniles a través de un proyecto denominado “El sistema”, mismo que tenía la finalidad de llevar la educación musical a los barrios más intrincados y complejos desde el punto de vista social, para la recuperación de los grupos vulnerables por allá de la década de los 70 del siglo pasado. Posteriormente fue copiado en México por medio de las orquestas de “Esperanza Azteca”, sin embargo, la inversión de recursos públicos, en el programa que llevaban el membrete de la empresa filial del controvertido empresario Ricardo Salinas Pliego, llegó a su término con la llegada de la “Nueva Escuela Mexicana”.
Nueva esperanza
Lo desfavorable de la desaparición de las orquestas en muchas de las escuelas que tenían años trabajando es que un importante número de maestros dejaron las aulas y los instrumentos en el limbo, por lo que el nuevo reto es volver a renovarlas e implementarlas en nuevos espacios. Ahora bien, ¿cuál sería la nueva esperanza?, esa que ayude, con la Nueva Escuela Mexicana que al parecer viene con perspectivas de emparejar la educación con la cultura y el arte, pero sobre todo con la visión de valorar a los pueblos originarios con sus costumbres, actividades y tradiciones que muchas veces vienen impregnadas de una espiritualidad que en la vida urbana no nos ha interesado conocer y mucho menos entender.
El viernes 24 de noviembre tomaron protesta una docena de egresados de la tercera generación de Licenciados en Enseñanza de las Artes de la Universidad Veracruzana, todos ellos llevan un perfil de teatro, danza, artes visuales y música, que no necesariamente los convierte en artistas, ni especialistas, sin embargo, cada quien tiene en alguna de las disciplinas su fortaleza principal; al interior de la propia institución se habla de algunos cambios importantes, después de esta primera etapa que coincide con la nueva implementación programática en las escuelas de educación básica.
En las cuatro regiones de la Universidad Veracruzana se imparte esta licenciatura, pero hablando de la zona norte de la entidad, en otra institución, la UPAV (Universidad Popular Autónoma de Veracruz) se oferta la Licenciatura de Educación Artística y en el municipio vecino de Papantla, la Universidad Benito Juárez ofrece estudios de Licenciatura en Patrimonio Histórico, Cultural y Natural, es decir que en la zona, lugar donde confluyen las culturas precolombinas totonaca y huasteca se cuenta con al menos tres carreras universitarias que están inmersas en el conocimiento de la cultura, el patrimonio y el arte.
Encrucijada
Mientras en algunos Consejos Técnicos de secundarias principalmente, se continúa debatiendo sobre la manera que se implementarán los proyectos bajo esta nueva perspectiva, donde tienen que convergir las distintas asignaturas, en algunos planteles, aunque se ha hecho con más entusiasmo e intuición, pues no existe un manual para su elaboración, parece que se ha vencido el miedo y en otros, porque no decirlo, hasta se ha propuesto seguir utilizando los textos de ciclos escolares pasados, mientras se resuelve la encrucijada.
Ahora bien, ¿qué pueden ofrecer los nuevos perfiles de profesionales que están apenas saliendo de las universidades? sobre todo las antes mencionadas en Poza Rica y nuestra región. ¿Podemos sacar provecho al lugar estratégico que tenemos con respecto a la riqueza cultural de la huasteca y el totonacapan? ¿Podríamos también aprovechar la gestoría de proyectos culturales? En el papel así lo parece. ¿Se podrá convertir a los estudiantes en mejores seres humanos a través del conocimiento de la cultura y el arte? Sobre todo, cuando vemos que las autoridades locales con sus políticas culturales se encuentran muy desfasados o con poco entendimiento hacia dónde debemos dirigirnos en ese ámbito.
Derecho al ocio
La UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), sostiene que de acuerdo a la Declaración Universal de Derechos Humanos: “Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas”. Es decir que todos tenemos derecho al ocio. “El ocio, en todo caso, es un elemento cultural no sólo porque se puede hablar de una cultura del ocio, sino porque las pautas del ocio pueden ser creadoras de nuevas formas de vida más equitativas, creativas y comprensivas.”
De tal forma que el arte no es un privilegio, sino una necesidad partiendo de la premisa que todo ser humano es capaz de crear y admirar el arte; la profesionalización de las actividades culturales nos da las posibilidades de abrir espacios dentro de la sociedad, pero sobre todo que nos dan identidad. Con profesionales en el área se pueden gestar innumerables actividades con fundamentos pedagógicos, en una perspectiva local; los totonacos por ejemplo han transmitido su conocimiento sin didáctica, ellos mismos han creado sus propios sistemas de enseñanza, en un universo tan prolífico al interior de su cultura.
Un mundo aburrido
En la reciente pandemia que sufrimos a nivel mundial, el ocio jugó un papel muy importante durante esta etapa de crisis. La economía, la salud, el trabajo y múltiples actividades se trastocaron como nunca antes, quizá podríamos compararlo con la primera y segunda guerra mundial, o la devastación de la peste negra en el siglo XIV. La diferencia es que vivimos en una etapa del desarrollo de las comunicaciones y a través del internet, pudimos mitigar en alguna medida los pesares del llamado COVID 19; las películas, obras de teatro, música, entre otras actividades sirvieron como distractor ante la situación de emergencia que vivimos, otra de las estadísticas que se movieron en esos días fue el comercio electrónico a través de plataformas globales de compras con entrega hasta nuestros propios domicilios.
¿Nueva escuela?
La semana pasada también fui testigo de cómo alumnos de la Escuela Secundaria “Emiliano Zapata” de Poza Rica (ESBO 8), elaboraron una serie de trabajos con exposiciones grupales, donde mostraron el trabajo en colectivo de cada una de las asignaturas donde trataron de resaltar los valores de la cultura totonaca y de la huasteca, expresiones culturales de pueblos originarios de la región del norte de Veracruz.
La transición de lo social a lo comunitario se hizo latente en las participaciones; unos con enfoque más lúdico y otros con bases teóricas pudimos observar un juego de serpientes y escaleras con imágenes en lengua totonaca, donde hay que destacar que el alfabeto es prácticamente nuevo, pues los conocimiento de esta cultura se basan a través de la comunicación oral. Recién pasada la celebración de la revolución mexicana, un grupo de alumnos se vistió a la usanza de la lucha armada donde uno de los principales protagonistas fue precisamente Emiliano Zapata, con el grito de tierra y libertad.
Y por supuesto que hablar del agrarismo (historia) nos lleva a uno de los lemas que han sido estandarte de la mexicanidad, “sin maíz no hay país”, del cual se ha desprendido en este gobierno una campaña nacional en defensa del grano mexicano, uno de los principales elementos alimentarios, con sus distintas variedades, pero que es el símbolo de la materia prima utilizada como alimento nacional (geografía). También se habló de otros alimentos como los tamales que dicho sea de paso es una mezcla heterogénea (química), o como el zacahuil, platillo prehispánico que ha sorprendido hasta el más acucioso estudiante, por el descubrimiento del origen de su elaboración, según la leyenda que cuenta que un líder mexica que había sido el azote de los huastecos y comido por las mujeres ultrajadas por él.
El reconocimiento de la discriminación y el racismo (cívica y ética) es fundamental para que se entienda dónde estamos parados, que esa búsqueda en la revaloración de nuestras raíces se tienen que erradicar ciertas prácticas que se han normalizado en nuestro entorno. También escuchamos sobre las tradiciones en las regiones de la entidad como la Rama en navidad, el Cultivo del Café en Coatepec, la Danza de los Voladores en el totonacapan y la celebración de Xantolo en la huasteca veracruzana. La elaboración de un librillo de herbolaria (Español) también agregó al conjunto de propuestas.
Las redes
En redes circula un texto donde se preguntan ¿Para qué servimos los artistas? Y aparecen las imágenes de grandes figuras del cine, actores y literatos como Octavio Paz, otros personajes como Iñarritu, Juan Gabriel, Del Toro, la veracruzana Natalia Lafourcade, entre otros, donde se analiza el papel ante el público consumidor de entretenimiento, arte, o expresiones de tipo cultural que podemos encuadrarlos dentro del ocio que reconoce la UNESCO como necesarias para el ser humano. “Somos capaces de hacerte cuestionar sobre tu propia existencia, mediante la belleza o crudeza del arte”. Enfatiza el escrito.
Economía naranja
La Economía Naranja que ha surgido a través de la llamada Economía Creativa tiene un valor importante en nuestro país, sobre todo tomando en consideración las múltiples expresiones culturales que datan desde antes de la conquista española, incluso otras se han nutrido de la conjunción de ambas; ese valor agregado que da a algunos países latinoamericanos es la causa de la visita de miles de turistas europeos que buscan en nuestras culturas algo diferente, según datos del Confederación Internacional de Sociedades de Autores, organización no gubernamental afirma que el 3.5 % del PIB mundial es inherente a la Economía naranja, mientras que en México ronda por ahí del 7.5% del PIB, en un estudio del 2015.
Esto supone nos encontramos en un espacio y momento privilegiado, la detonación de proyectos turísticos, podrían apuntalar nuestra economía y la implementación de la Nueva Escuela Mexicana, puede darnos un aporte en el mediano y largo plazo, pero además la revaloración de las actividades culturales, que como ya lo apuntamos anteriormente, poco conocemos y comprendemos. El egreso de nuevos perfiles dentro del ámbito de la enseñanza de la educación artística puede ser un inicio de algo importante para nuestra zona; la riqueza y diversidad natural y cultural puede ser el detonante no sólo para la ciudad de Poza Rica, sino para toda la región.
Nuestro pasado prehispánico puedes ser un arma infalible en la educación y la economía naranja, solo falta que las propias autoridades estén a la altura de las circunstancias y no solo ver desde su entorno político; debemos de implementar grupos multidisciplinarios para tener un enfoque más amplio; el origen obrero de nuestra ciudad tiene que ser una de nuestras fortalezas. La iniciativa privada también juega un papel importante, ganar, ganar tiene que ver no sólo con el éxito económico, sino con el desarrollo social dentro del entorno educativo y cultural de nuestro pueblo. (27/noviembre/2023)