– José González Garrido difunde santos en el totonacapan por el don que dios le dio
Por Jorge Huerta E./ informatePR
Coxquihui, Ver.- Don José, como es conocido en la cabecera municipal del municipio de Coxquihui, transforma con sus manos la madera, “por encargo de Dios”, utilizando solo dos herramientas rudimentarias, y crea máscaras y figuras religiosas.
Desde los lugares más recónditos del totonacapan acuden a que les fabrique, de acuerdo al gusto del cliente, máscaras para las distintas danzas de la región, incluso vienen de otros estados como Estado de México, Puebla, Jalisco y Distrito Federal.
Con la calidad que dura “toda una vida”, José Garrido, manufactura sus creaciones con la mejor madera que se puede encontrar en estos lugares: el cedro. “Hago las figuras y después las paso en la madera, máscaras de santiagueros, de huehues y máscaras grandes”, afirma. “Yo empecé solito a trabajar, no tengo maestro ni nada, primero en el rancho, no copié, nada más los vi y empecé a sacar (las figuras)”, prosigue entusiasmado.
Dicha actividad realiza desde hace ya medio siglo. “Cada vez más bueno”, afirma; (las máscaras) “De Negritos, de Santiagueros, de Payasos, narizones, animales surtidos, hasta avionetas de madera”. También repara los santos que le encomienden.
En su hogar, donde parte de la cocina la transformó en taller, muestra santos pequeños, futuras máscaras y un Cristo de tamaño natural. Al verlo dice que el señor le presta su cuerpo, aunque analiza y agrega con vos tenue: “que me perdone el señor… que lo estoy copiando, yo lo respeto, no sé si es pecado, rezo por él, de esto yo me mantengo”.
Descubre el cuerpo de madera que le llevó tres semanas terminar, que ha hecho con articulaciones en los brazos, para poder vestirlo y lo ha coloreado con pintura de aceite para que tenga mayor duración.
Sin herencia
Aunque dice que sus hijos le han ayudado, en ocasiones no sabe si seguirá la tradición en la que lleva 50 años, pues éstos se fueron a la ciudad, y aunque prometieron volver, no sabe si regresarán a continuar esta labor, la cual más que un trabajo es parte de una actividad cultural y de tradición, no sólo en Coxquihui, sino en toda la región del totonacapan.
Él está abierto a cualquier trabajo que le encarguen, incluso las máscaras que le piden son “personalizadas” hay quienes le piden huehes con bigote, hacia abajo, pequeño o remangado también.
Dos días le bastan para terminar una máscara, dependiendo las condiciones climatológicas para incluir el color al cedro.
Sus máscaras e imágenes de santos, han sido llevadas a otras ciudades de la República Mexicana. A México llevaron una virgen de Guadalupe.
Sólo las figuras religiosas y máscaras bendecidas no se venden, pues asegura que es pecado.
Don José espera seguir hasta que Dios se lo permita, con la devoción del cristianismo, por medio de los santos y la tradición de las danzas con sus máscaras sobrevivan no sólo en el totonacapan, sino en distintas partes de nuestro país. (Enero/08)