Vainilla y mujer (Foto: Jorge Huerta E.)
Vainilla y mujer (Foto: Jorge Huerta E.)

– La vainilla no sólo ofrece sus olores y aceites, su espíritu de mujer exige cariño, amor, cuidado a la hora de la preservación de su especie.

Por Heriberto Hernández Castillo/ informatePR

La sensualidad que tiene la vainilla aún siendo un vegetal, es singular: Darse cuenta de la delicadeza que pide la planta al momento de la reproducción, es fácil, vasta platicar unas horas con los que se dedican a la producción del aromático para poder entender la sensibilidad que se requiere para mantener a gusto este peculiar cultivo.

Veamos. Desde la plantación del esqueje de la vainilla parte el camino difícil, (para los que no tienen paciencia), los tallos se escogen según sea las características o clase de la planta, porque hasta en la vainilla hay razas. Regularmente los talluelos son de un centímetro y medio. La siembra no se recomienda que se haga en tierra bruta, la recomendación es que, sobre esta se coloque una capa de “composta”, hecha de estiércoles de vacunos, aves, ovinos y desechos como cáscara de café, hojarasca, entre otros. La carpeta debe ser suficiente para cubrir los tallos.

La siembra del junco se hace de una manera inclinada, lo necesario, a modo de que quede un tanto recostado. Dependiendo de la separación que tengan las coyunturas del esqueje, pueden quedar de dos a tres dentro de la “composta”, no se debe apretar la capa, de hecho sólo queda una capa delgada, a manera de que entre el suficiente oxigeno a las raíces de la nueva mata.

Como la mata de vainilla es enredadera o trepadora, necesita un tutor o un tallo de árbol fuerte para soportar el peso de la mata y del producto, que le dé sombra pero que no la deje sin sol… por ejemplo un naranjo, este es considerado como un buen amparador de la vainilla.

La vainilla crece y alcanza grandes alturas, regularmente al momento de encontrar una horqueta de su tutor, se dobla y una vez más regresa a tocar tierra, vuelve a echar raíces y surge otra vez. Al hacer contacto con la composta o tierra, la mata rejuvenece, por eso se recomienda provocar el rejuvenecimiento cada seis metros, tres de altura y tres de bajada, con la intención de que se le dé el tiempo de maduración y se reproduzca.

Hay quienes rejuvenecen a la mata de la vainilla cada tres metros, es decir, metro y medio de subida, y metro y medio de bajada, lo único que logran es tener una mata siempre joven, tan joven que no alcanza la madurez promedio para poder reproducirse.

La floración llega a la planta, es el anuncio de que pronto habrá frutos o al menos es un grito de la mata de que cayó en celo. Los pétalos que atraen a los polinizadores, tanto por el color como por el olor segregado por ciertas glándulas, en este proceso natural participan los insectos regularmente.

Los estambres son productores de polen, que son los órganos de reproducción masculinos. Los pistilos formados por estigma, estilo, ovario y óvulo, son las piezas más internas y representan la parte femenina de la flor. El pistilo recibe el grano de polen y si se produce fecundación y se forma el fruto.

El productor debe saber los tiempos en los que debe polinizar, no debe dejar la tarea a terceros, es de él esa responsabilidad si es que quiere cosechar.

Es en la polinización en donde se manifiesta la mujer que lleva dentro la vainilla.

Según estudios, hay menos probabilidad de embarazo cuando una mujer es violada, que cuando consolida el coito con amor, con deseo, por placer… pues bien. Con la vainilla pasa exactamente lo mismo.

En una plática entre uno de los productores vainilleros de San Diego municipio de Venustiano Carranza, a pregunta expresa a la especialista en vainilla, Isabel Engler, – “¿porqué las matas que yo polinice, al momento de que dieron el fruto, las vainas se cayeron y con las que polinizó mi mujer, no pasó lo mismo?”

“Mire señor”, le contestó Engler, – “La flor de la vainilla es como las mujeres, necesitamos cariño a la hora que hacemos el amor y casi siempre los hombres, por naturaleza son más bruscos para hacer las cosas, por eso para la polinización se debe recurrir a las manos femeninas, por su delicadeza o bien, hay casos en los que se recurre a las manos de los niños, ellos también poseen ese cuidado para polinizar”.

Las flores de la mata de vainilla que son polinizadas por manos de hombre sí dan fruto, pero si se hizo de manera brusca la vaina se cae, es una especie de aborto que se provoca la propia planta porque se sintió ultrajada.
Esta actividad de la polinización fue hecha de manera ritual, desde la época prehispánica, pues era una faena propia de las mujeres, en especial de las mujeres jóvenes y castas, que se dedicaban a este oficio durante la floración. De hecho, hasta hace poco en la región de Papantla, Veracruz, se podía observar en los campos a cientos de jovencitas con vestiduras blancas, falda y blusa de este color.

Un poco de su historia

Los Mexicas llamaban a la vainilla Tlilxochitl, de tliltic, negro y xochitl, flor, (flor negra) en referencia al color del fruto. El actual nombre, también alude al fruto, que es una vaina de unos veinte centímetros. La vainilla es una planta trepadora de la familia de las orquídeas, con flores grandes y con vainas de color negro, de exquisita fragancia.

In tlilxochitl, exquisita aportación del mundo prehispánico, fue descubierta por la cultura Totonaca. Esta cultura surgió en la región de Totonacapan, en lo que hoy comprende parte del estado de Veracruz y del estado de Puebla, Ellos le llamaban de manera distinta a diferencia de los Mexicas: para los totonacas recibía el nombre de Xanath.

En este pueblo la vainilla fue una de las plantas de mayor importancia, lo que se manifiesta en la serie de tradiciones religiosas en torno a Xanath, en las que participaba todo el pueblo. De hecho, para ellos Xanath era un símbolo, representaba el centro de su centro cultural. Es algo así como lo que sucedió en otras culturas, en los mayas, los teotihuacanos o los toltecas, que hicieron del maíz uno de los símbolos más importantes de su civilización.
Su composición. Aunque se encuentran muchos compuestos en el extracto de vainilla, el responsable predominante de su característico olor y sabor es la vainillina.

Esta esencia se comercializa de dos formas: el extracto real de las vainas de semillas y la esencia sintética más barata que consiste básicamente en una solución de vainillina sintética (hidróxia-4-metoxibenzaldehído-3).

La vainilla natural es una mezcla extremadamente complicada de varios cientos de compuestos diferentes, a diferencia de la sintética, que se deriva del metanol y de gran pureza. Sin embargo, es difícil determinar la diferencia entre ambas.
Su sabor. La vainilla es una esencia saborizante elaborada con las vainas de semillas de la orquídea Vanilla. La especie principalmente recolectada es la Vanilla planifolia (se utilizan varias, como la vanilla pompona y vanilla tahitiensis). Es nativa de México aunque en la actualidad está ampliamente extendida por los trópicos. Madagascar es uno de los mayores productores. (informatePR 2006)

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